martes, 7 de mayo de 2019

A Germán Paredes

Una sonrisa que jamás te abandonó

Hola abuelo :

Soy tu nieta Cecilia, hija de Tilita. Estoy al otro lado del charco, en Perú exactamente.
Han transcurrido casi 70 años de tu fusilamiento y quiero rendirte homenaje por tu valentía y el amor a tu patria.
Un día buscando por internet te encontré, gracias a eso te estoy escribiendo ahora por primera vez y es difícil hacerlo aunque no lo creas.
Tu nieto Luis Germán, mi hermano, lleva tu nombre y fíjate físicamente se parece bastante a ti.
Te conocía por foto, pero no sabía mucho acerca de ti, sólo que habías sido mandado a fusilar por Franco en la guerra civil, pero nada más. Pero hablar de eso, era tabú, se puede decir, quizás para no remover viejas heridas que traían malos recuerdos a mi madre.

Recién hace algunos meses me leyeron esa carta tan hermosa y tierna de despedida que nos dejaste horas antes de morir.

Hoy día sé que fuiste juzgado y te dieron 30 años de prisión y un buen día de la noche a la mañana te comunicaron que serias fusilado al amanecer.

Tu compañero, José Picado Maldonado, en su memoria histórica dice que tenías un carácter jovial y una sonrisa que jamás te abandonó, ni siquiera cuando apenas te faltaban 3 horas para ofrecer tu pecho generoso a los lados fascistas. Al despedirte de él, sereno con la sonrisa de siempre, le dijistes : “ NO ME GUSTA MORIR PERO MORIRÉ CON LA CONFIANZA EN EL PARTIDO Y EN NUESTRO PUEBLO”.
Abuelo fueron unas palabras muy hermosas para una persona que sabe que le quedan pocas horas de vida ¿No crees?
Como me hubiera gustado poder conocer a tu compañero José unos años antes para que me contara más cosas tuyas, pero lamentablemente ya es muy tarde.

Te ofreciste como voluntario para defender la República, luchaste dignamente por la libertad y justicia, por defender una causa justa. Simplemente te quitaron la vida porque no pensabas como ellos, tenías otras ideas. Pero te aseguro que tu sacrificio no fue en vano.

Hace muchos años cuando visité España, Clarita me contó cosas de ti, es una pena que ya no esté porque ahora me gustaría saber todo, hasta el mínimo detalle, ella es la que estuvo más cerca de ti en tus últimos días.

Junto con Ana Elisa, tu sobrina nieta, nos hemos propuesto encontrar más datos sobre ti. Por lo pronto, en estos días nos debe llegar tu partida de nacimiento porque parece increíble pero no sabíamos cuando habías nacido, ¿puedes creerlo?

Fíjate las vueltas que da la vida y lo irónica que es, pero en estos momentos el nieto de un Republicano es el Presidente del Gobierno.

Abuelo Germán, espero recibas esta carta y quiero que sepas que toda tu familia está muy orgullosa de ti. No te olvidaremos y siempre estarás presente en nuestros corazones y oraciones.

Un abrazo y un beso enorme de Tilita, Elisa, Ana Elisa y mío.

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Se me hace raro escribirte, no sé cómo hacerlo. Aunque nunca te pude ver, te conozco desde siempre, mi abuelo tu hermano Eduardo, se encargó de mantener tu recuerdo vivo, en estas tierras lejanas del otro lado del océano, en las que se refugió al salir de su querida España.
Unas pocas fotos, que recuerdo desde muy pequeña, en las que estás sonriendo, nos han permitido tener la imagen que nosotros, tu familia peruana, tenemos de ti.
Soy la nieta de tu hermano, pero te escribo en nombre de la familia. Tu hija, mi tía Tilita, que era pequeña, no habla mucho de esos días; algunas veces mi madre y yo logramos que nos cuente algunas cosas, imagino que no es fácil y que conserva junto a tu recuerdo el dolor de haberte perdido tan pronto.
Mi madre nos ha leído tu carta de despedida; esa carta tan linda que enviaste a tus hijos, y que no se como alguien puede escribir, en el momento en que conoce su destino y sabiendo que no hay marcha atrás.

No sabemos mucho de ti, lo que sabemos es que no merecías morir allí, tan joven; que no es cierto lo que dicen en el Sumario 52012 sobre ti; que como muchos otros españoles eras simplemente Republicano, creías en lo que hacías y por lo que luchabas, que cumplirías con honor y que aceptaste tu destino con fortaleza envidiable.

Hemos estado en España, pero no sabíamos donde buscarte o donde buscar algo de ti, aunque nos queda claro que aunque tu cuerpo está ahí, tu espíritu no está en esa tapia.

Tu nieta Cecilia te encontró en estas páginas gracias a los avances de la tecnología y ahora nos hemos propuesto buscar más de ti. Por lo pronto empezamos por contestar a tus cartas. Con el cariño de Tilita, Cecilia, Elisa y yo misma.
Lima, 5 de marzo de 2009
Ana Elisa a Germán Paredes García

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