A mí me arrebataron dos
Queridos abuelos:
Si, bien digo ABUELOS, por partida doble.
Siempre es una desgracia perder un miembro de una familia, a mí me arrebataron dos, pero he de deciros que nunca lograron arrebatar vuestra presencia en nuestras vidas.
Yo voy a hablar desde aquí por boca de ella, es mi particular homenaje a vuestra hija y nuera, una mujer muy valiente que supo transmitir vuestros ideales a sus hijos, desde la verdad, según vamos descubriendo ahora, después de 70 años.
Ahora está con vosotros, seguro, y sintiéndose tan orgullosa como lo estaba cuando nos hablaba de aquellos años……..
Mi madre Juanita, hija tuya Aniceto, siempre se encargó de que nunca os olvidásemos.
Fue una valiente tú lo sabes, el coraje que tenía, ella sabía, lo percibía, que tú estabas orgulloso de ella.
Siempre fue una mujer luchadora como vosotros, nunca se arrepintió ni ocultó que era hija tuya y por lo que había pasado.
Ella nos transmitió a sus hijos que teníamos que estar orgullosos y no esconder nunca el pasado.
Claro que sí, ¿por qué deberíamos ocultarnos?.
Si como ella decía, su padre era lo mejor que le había pasado en la vida……
Ella tuvo el coraje de dejar su trabajo de sirvienta en una casa, para dedicarse a vender leña en Madrid, casa por casa y cuando acababa sus ventas, se sentía orgullosa porque ya tenía un dinerillo para comprar a su padre su bollito de pan diario, porque a diario iba a verte a la cárcel, abuelo, desafiando a los que la miraban mal, ¡Menuda era ella!.
Tú, abuelo Ángel, tuviste la “suerte”, de acabar pronto la pesadilla . Pronto acabaron con tu gallardía, apenas les dio tiempo a humillarte, aunque seguro que tú nunca lo sentiste como tal.
¿Sabéis una cosa? En Majadahonda, vuestro pueblo, circula un rumor que es “vox populi”, de que el que firmó vuestras denuncias, murió atormentado por vuestros recuerdos.
A mi eso me reconforta y siento decirlo así, pero era señal que tenía conciencia de haber actuado muy mal, de haberse arrepentido durante el resto de su vida de haber causado la muerte de todos esos inocentes que estaban encausados en el sumario de los de Majadahonda.
Queridos abuelos, mi madre hizo una buena labor, la de manteneros por siempre vivos para que hoy podamos homenajearos como os mereceis.
Un beso muy grande, “enorrrrrrme” allá donde estéis, y cuidad a mi mami que se lo merece.
Siempre es una desgracia perder un miembro de una familia, a mí me arrebataron dos, pero he de deciros que nunca lograron arrebatar vuestra presencia en nuestras vidas.
Yo voy a hablar desde aquí por boca de ella, es mi particular homenaje a vuestra hija y nuera, una mujer muy valiente que supo transmitir vuestros ideales a sus hijos, desde la verdad, según vamos descubriendo ahora, después de 70 años.
Ahora está con vosotros, seguro, y sintiéndose tan orgullosa como lo estaba cuando nos hablaba de aquellos años……..
Mi madre Juanita, hija tuya Aniceto, siempre se encargó de que nunca os olvidásemos.
Fue una valiente tú lo sabes, el coraje que tenía, ella sabía, lo percibía, que tú estabas orgulloso de ella.
Siempre fue una mujer luchadora como vosotros, nunca se arrepintió ni ocultó que era hija tuya y por lo que había pasado.
Ella nos transmitió a sus hijos que teníamos que estar orgullosos y no esconder nunca el pasado.
Claro que sí, ¿por qué deberíamos ocultarnos?.
Si como ella decía, su padre era lo mejor que le había pasado en la vida……
Ella tuvo el coraje de dejar su trabajo de sirvienta en una casa, para dedicarse a vender leña en Madrid, casa por casa y cuando acababa sus ventas, se sentía orgullosa porque ya tenía un dinerillo para comprar a su padre su bollito de pan diario, porque a diario iba a verte a la cárcel, abuelo, desafiando a los que la miraban mal, ¡Menuda era ella!.
Tú, abuelo Ángel, tuviste la “suerte”, de acabar pronto la pesadilla . Pronto acabaron con tu gallardía, apenas les dio tiempo a humillarte, aunque seguro que tú nunca lo sentiste como tal.
¿Sabéis una cosa? En Majadahonda, vuestro pueblo, circula un rumor que es “vox populi”, de que el que firmó vuestras denuncias, murió atormentado por vuestros recuerdos.
A mi eso me reconforta y siento decirlo así, pero era señal que tenía conciencia de haber actuado muy mal, de haberse arrepentido durante el resto de su vida de haber causado la muerte de todos esos inocentes que estaban encausados en el sumario de los de Majadahonda.
Queridos abuelos, mi madre hizo una buena labor, la de manteneros por siempre vivos para que hoy podamos homenajearos como os mereceis.
Un beso muy grande, “enorrrrrrme” allá donde estéis, y cuidad a mi mami que se lo merece.
Vuestra nieta. Rosa Montero Rodríguez.
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