Cuando te ví por última vez
Querido padre:
Ahora que han transcurrido setenta años de tu fusilamiento (por aquellos que traían la cruz en el pecho y se sentían tanto o más católicos que la propia reina Isabel, pero que arrasaron vidas y haciendas), es cuando en la distancia de esos acontecimientos, noto lo mucho que desde mi niñez te he echado de menos; toda una vida sin escuchar un consejo tuyo, sin hacerme ver mis errores para encauzar los pasos y hacerme hombre, todo ello es triste, si tenemos también en cuenta que aquellos señores tan "cristianos" querían que los hijos de los "rojos" muriésemos de inanición.
Cuando falleció mamá tenía yo seis años y aún la recuerdo, pero cuando te llevaron a las tapias del cementerio del Este eran ocho los que tenía, por lo que mis recuerdos para contigo son mayores. Recuerdo como si fuera ahora mismo la ultima vez que te vi en la cárcel de Partido, sentado sobre tus rodillas jugando con la cadena de tu llavero que al final me diste. Recuerdo la cara de disgusto que pusiste cuando perdí la cartera del colegio por haberme entretenido jugando, o cuando le requisaste los tirachinas a unos niños que estaban matando pájaros.
En fin, el motivo de esta carta es para que sepas que, aunque ya he cumplido los setenta y ocho años, sigo procesándote la misma admiración y cariño que cuando te ví por última vez.
He procurado que todos mis actos te hubieran hecho, de haber vivido, sentirte orgulloso de mí. Tú fuiste el ultimo Alcalde de la República, y yo concejal de la recién instaurada Democracia.
Recibe el cariño de tu hijo que no olvidará que le faltó su norte y guía desde la madrugada de un fatal 17 de noviembre de 1939.
Ahora que han transcurrido setenta años de tu fusilamiento (por aquellos que traían la cruz en el pecho y se sentían tanto o más católicos que la propia reina Isabel, pero que arrasaron vidas y haciendas), es cuando en la distancia de esos acontecimientos, noto lo mucho que desde mi niñez te he echado de menos; toda una vida sin escuchar un consejo tuyo, sin hacerme ver mis errores para encauzar los pasos y hacerme hombre, todo ello es triste, si tenemos también en cuenta que aquellos señores tan "cristianos" querían que los hijos de los "rojos" muriésemos de inanición.
Cuando falleció mamá tenía yo seis años y aún la recuerdo, pero cuando te llevaron a las tapias del cementerio del Este eran ocho los que tenía, por lo que mis recuerdos para contigo son mayores. Recuerdo como si fuera ahora mismo la ultima vez que te vi en la cárcel de Partido, sentado sobre tus rodillas jugando con la cadena de tu llavero que al final me diste. Recuerdo la cara de disgusto que pusiste cuando perdí la cartera del colegio por haberme entretenido jugando, o cuando le requisaste los tirachinas a unos niños que estaban matando pájaros.
En fin, el motivo de esta carta es para que sepas que, aunque ya he cumplido los setenta y ocho años, sigo procesándote la misma admiración y cariño que cuando te ví por última vez.
He procurado que todos mis actos te hubieran hecho, de haber vivido, sentirte orgulloso de mí. Tú fuiste el ultimo Alcalde de la República, y yo concejal de la recién instaurada Democracia.
Recibe el cariño de tu hijo que no olvidará que le faltó su norte y guía desde la madrugada de un fatal 17 de noviembre de 1939.
PD: espero que recibas esta carta allá donde te encuentres.
Pepe Carrizo a Vicente Carrizo
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