Para ti, padre mío
Ha llegado el día de visitar la tapia. Callada y en silencio, como digo en un poema. Cuántas cosas nos diría, pero ese silencio, nos habla. Es mucho lo que nos dice y mucho lo que se calla.
Trágicas y tristes historias que contaría pero… aquel miedo que gobernó, ese se ha incrustado en la tapia.
Llegan las familias, y se contenta la tapia: flores, fotografías, armonía, esa alegría que mana. Cómo la visten y ella suspira con ganas. Tantas flores, tanto amor. Qué cariño la ensalza.
Son hijos de tan cruel venganza; padres, hermanos, hijos, nietos, tíos, biznietos…todos sienten lo mismo.
Con todo lo que la ponen ya no está desnuda la tapia.
¡Que no nos derrumben la tapia!
Es la tumba que tenemos dónde depositar nuestro dolor y nuestras flores, porque… ¿Dónde están? Eso lo ignoramos, por eso pido que se conserve la tapia,
Perdonad si repito tanto la tapia. Es para mí un mausoleo que tengo dentro de mi alma con mucho dolor.
Para ti, padre mío. ¿Podré ir yo a Madrid? Eso quiero, sabes que voy sola. No porque no te quieran, huyen de las penas. Se equivocan porque aquí la emoción nos invade. Hoy me doy más cuenta que fuiste un hombre grande, padre mío.
Todas las noches doy un beso a tu fotografía y parece que me hablas. Pura ilusión, la mía, me dices…"Lucha, lucha, como luchó tu padre. Yo te ayudaré ya lo verás."
Esta ilusión me invade y veo que es cierto, que no me abandonas, no me dejas sola.
No dejaré de lado a mi madre, que sufrió en silencio un miedo horrible por si se la llevaban a ella.
Si la hiciesen lo mismo que a su esposo, dejando nueve hijitos, como decía ella, solos y abandonados.
Hoy me doy más cuenta de aquella España cruel gobernada por unos asesinos.
Trágicas y tristes historias que contaría pero… aquel miedo que gobernó, ese se ha incrustado en la tapia.
Llegan las familias, y se contenta la tapia: flores, fotografías, armonía, esa alegría que mana. Cómo la visten y ella suspira con ganas. Tantas flores, tanto amor. Qué cariño la ensalza.
Son hijos de tan cruel venganza; padres, hermanos, hijos, nietos, tíos, biznietos…todos sienten lo mismo.
Con todo lo que la ponen ya no está desnuda la tapia.
¡Que no nos derrumben la tapia!
Es la tumba que tenemos dónde depositar nuestro dolor y nuestras flores, porque… ¿Dónde están? Eso lo ignoramos, por eso pido que se conserve la tapia,
Perdonad si repito tanto la tapia. Es para mí un mausoleo que tengo dentro de mi alma con mucho dolor.
Para ti, padre mío. ¿Podré ir yo a Madrid? Eso quiero, sabes que voy sola. No porque no te quieran, huyen de las penas. Se equivocan porque aquí la emoción nos invade. Hoy me doy más cuenta que fuiste un hombre grande, padre mío.
Todas las noches doy un beso a tu fotografía y parece que me hablas. Pura ilusión, la mía, me dices…"Lucha, lucha, como luchó tu padre. Yo te ayudaré ya lo verás."
Esta ilusión me invade y veo que es cierto, que no me abandonas, no me dejas sola.
No dejaré de lado a mi madre, que sufrió en silencio un miedo horrible por si se la llevaban a ella.
Si la hiciesen lo mismo que a su esposo, dejando nueve hijitos, como decía ella, solos y abandonados.
Hoy me doy más cuenta de aquella España cruel gobernada por unos asesinos.
María a su padre Dionisio Gómez
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