La tormenta pasó
Saludos Manuel:
Te alegrará saber que la tormenta pasó y que un inmenso arco iris coloreó la tierra que te sepulta. No ha parado desde entonces, casi, de caer un fino chirimiri que si te descuidas te cala hasta los huesos, pero nadie se descuida ya y permanece tanto tiempo a la intemperie.
Espero que te alegre saber que somos muchos los que continuamos escribiéndote tantos años después. Que no te hemos olvidado nunca y que cada mes quemamos un pequeño billete (antes de pesetas y ahora de euros), nos tomamos un té con miel, nos fumamos después un puro y repasamos las mismas fotos de siempre (¿hay otras?). Es un pequeño ritual que nos quita todos los miedos y nos garantiza la esperanza de volver a verte algún día.
Deseo con todas mis fuerzas que estés en ese lugar, que soñabas, por encima de las ambiciones de la humanidad. Si ese lugar existe seguro que estás allí. Estoy absolutamente convencido de que tu salud es perfecta (dicen los que saben que tras lo ocurrido no se puede empeorar) y de que tu conciencia sigue tranquila.
No te apures que pronto viajaremos todos contigo. Y seremos muchos. Sólo que quizás no merezcamos estar a tu lado. Seguro que no lo merecemos, aunque tú estuvieses encantado de recibirnos.
Me despido ya de ti, Manuel, porque una débil nubecilla me nubla la vista y la tinta, aunque no es mala, corre el riesgo de emborronarse.
Besos y abrazos de quienes no olvidan.
P.D.: Por cierto Manuel, 1939 ya no es el año de ninguna victoria, sino el año en que se culminó la infamia. La misma infamia que acabó con la libertad y contigo. Aunque ya ves que los que entonces vencieron han muerto y nosotros seguimos escribiéndonos.
J.M.M.Limia a Manuel Álvarez Vega
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